Plástico: del mar a la cena

Juliette Chevalier
4 min readSep 29, 2017

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Panamá, palabra que en la lengua de los indigenas precolombinos significaba abundancia de mariposas y peces, hoy día se ve amenazada por la abundancia de otro elemento en su ecosistema: el plástico. Desde la envoltura de pastillas y el carrizo con el que tomamos cualquier bebida hasta en el forro de los vegetales y los teclados de las computadoras más inteligentes y complejas, este villano ambiental semi-inmortal se encuentra en más cosas de las que muchas veces nos damos tan siquiera cuenta.

En este contexto, se estima que un solo ciudadano Latinoamericano utiliza aproximadamente 70 libras de plástico al día; imaginémonos entonces 7 billones de personas, todos los días.

El problema se complica aún más cuando tomamos en cuenta que gran parte de este plástico es de uso inmediato y desechable, o sea que literalmente estamos comprando algo para botarlo al instante, generando significantivas cantidades de desechos de plástico al ambiente cada segundo.

En este sentido, un estudio realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Ministerio de Ambiente de Panamá concluyó que aproximadamente un 30% de la basura que se produce diario en la ciudad de Panamá termina en el mar, siendo la mayoría de esta plástico e irrevocablemente impactando la vida marina global y por ende, nuestra salud.

Y aunque tal vez esta estadística no sea de gran sorpresa para quienes hemos tenido la desgracia de ver la cantidad de basura que hay tirada en muchas de nuestras playas, un ejemplo concreto de este fenómeno se ve por medio de las aves marinas y tortugas, quienes de las estudiadas, la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP) encontró que el 90% habían muerto a causa de tener plástico en su estómago. Además de ser ingerido como comida, los animales muchas veces se enredan en él, asfixiándose, o simplemente alterando el curso de la naturaleza marina.

Más allá de la importancia inherente de proteger nuestra fauna, la realidad es que todo organismo juega un rol vital para el funcionamiento del ecosistema y la extinción de cualquier especie nos puede traer graves consecuencias a los humanos, quienes estamos en el tope de la cadena alimenticia, entre ellas la creación de nuevas enfermedades. Tanto los animales como las plantas y microbios actúan muchas veces como amortiguadores para la transmisión de distintas enfermedades las cuales podrían salir a relucir a falta de ciertos organismos, como sucedió con el Virus del Nilo Occidental. Este se esparció una vez fueron desapareciendo los animales a los cuales los pájaros normalmente les transmitían la enfermedad, llegándole así eventualmente a los humanos.

Ademas de que el proceso de desintegración total del material tarda alrededor de 400 años o más en el océano, los animales no solo están siendo afectados por el plástico físico sino que este además produce químicos durante su desintegración que podrían ser altamente dañinos para los humanos, como el BPA.

Siendo entonces ciudadanos de un país que consume mariscos y pescado como parte de su cultura y siendo nuestros océanos de nuestros principales activos como país, el cuido de estos nos corresponde a todos si queremos seguir teniendo una flora y fauna abundante y de envidiar. Ademas de afectar directamente el turismo ecológico y paisajístico de nuestro país, esta enorme suma de desechos continuos afecta la pesca, nuestra alimentación y añade un costo a la salud pública.

Afortunadamente, hay muchas maneras en las que podemos aportar individualmente nuestro granito de arena para disminuir la cantidad de plástico que utilizamos, como decirle que no a los carrizos o bolsas de plástico cuando no los necesitas, reutilizar los que ya tienes en casa, comprar al por mayor para no tener tantos forros individuales (lo cual no solo ayuda al ambiente sino también a tu bolsillo), utilizar termos y envases reusables, reciclar el plástico en el Punto Limpio más cercano a ti y más que nada, intentar siempre ser consumidores más responsables al escoger nuestras envolturas. El simple hecho de estar más consiente en el supermercado y comprar aquellos productos que hacen el esfuerzo de utilizar la menor cantidad de plástico directamente tienen un impacto positivo en el ecosistema marino. Entonces usemos nuestro poder como consumidores para demandarle a quienes hacen esos productos que tanto nos encantan que utilicen cada vez menos de este material e intercambiémoslo por algo mas sostenible como el cartón o vidrio, impulsando así océanos mas limpios para admirar y comida más saludable para la cena.

http://www.prensa.com/opinion/Plastico-mar-cena-Juliette-Chevalier_0_4545295546.html

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Written by Juliette Chevalier

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