El cuento de las cigarras canaleras

Juliette Chevalier
3 min readFeb 18, 2018

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Era el año 1963 y, en el suelo patrio, salía a la superficie un grupo de cigarras, insectos usualmente asociados con la época lluviosa, que viven un día en la superficie y se sumergen por 17 años bajo la tierra, para entonces volver a emerger.

Ese año el presidente era Roberto F. Chiari y el Canal ya empezaba a causar controversia en manos de los estadounidenses, que controlaban al 100% una porción del territorio panameño conocido como la Zona del Canal, donde ningún panameño podía entrar.

La situación se fue agravando y para inicios del año siguiente, el 9 de enero de 1964, un grupo de estudiantes del Instituto Nacional reclama y pide hacer valer nuestro derecho a izar la bandera panameña en esa zona.

Molesto, el Ejército estadounidense no lo permite, saca sus armas y mata y hiere de gravedad a varios panameños. Por esto, el Gobierno rompe relaciones con Estados Unidos, en un acto histórico nunca antes realizado por ningún país latinoamericano. Fue entonces cuando las primeras cigarras dejan sus larvas y se sumergen bajo tierra para reaparecer 17 años más tarde, en una situación completamente distinta.

Reaparecen en 1980, cuando Panamá había pasado de la democracia a una dictadura bajo el mando del general Omar Torrijos. Solo tres años antes se habían firmado los tratados Torrijos-Carter que nos devolvían la soberanía sobre la Zona del Canal y el manejo de este. Durante la transición, la administración estaría a cargo de la Comisión del Canal de Panamá, integrada por cinco estadounidenses y cuatro panameños.

La próxima generación, entonces, nos lleva a 1997, cuando el presidente era Ernesto Pérez Balladares y volvíamos a ser un Estado democrático, no sin antes haber pasado por una de las épocas más tristes y oscuras que jamás ha vivido nuestro istmo.

Cuando faltaban solo tres años para que los estadounidenses nos devolvieran el Canal, aún quedaba mucho por preparar antes de estar listos para el manejo de semejante obra de infraestructura. Esto obliga a Pérez Balladares a crear dos comisiones estratégicas. La primera conformada por ingenieros para definir qué había que hacer, específicamente, para modernizar las instalaciones, dado que los estadounidenses las habían dejado deteriorar. La segunda fue para preparar una ley orgánica que explicara en detalle cómo iba a funcionar administrativamente la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), ley que rige hoy día.

Llegamos a 2014 con la cuarta generación de cigarras que se percatan de que el Canal, en su centenario, pasa una vez más por momentos que podrían poner en riesgo su ampliación, al no ser manejado correctamente. Ampliación que fue aprobada por medio de un referendo durante la administración de Martín Torrijos y que tenía como fecha de culminación agosto de 2014. Sin embargo, debido a retrasos iniciales y a la paralización de los trabajos, en medio de una crisis entre el consorcio Grupo Unidos por el Canal, encargado de los trabajos de ampliación, y la ACP, se definió el mes de diciembre de 2015 como próxima fecha, un año más tarde de lo planificado.

Sin conocer el futuro, se sumergirá la quinta generación de cigarras canaleras, que verán la luz en el año 2031. ¿En ese año funcionará perfectamente la ampliación? ¿Qué situación social y política tendrá Panamá? ¿Nicaragua ya habrá construido su propio canal, quitándonos de una vez por todas el monopolio? Habrá que esperar para conocer estas respuestas, pero de lo que sí podemos estar seguros es que cuando nuestras cigarras emerjan, tendremos nuevas realidades y retos por afrontar.

Con la historia de las cigarras canaleras nos damos cuenta de lo valioso que es el Canal de Panamá. Desde su construcción –que jugó parte vital en nuestra separación en 1903– hasta hoy, su importancia no solo radica en su rol como principal fuente de ingresos para el país, sino que culturalmente va más allá de lo cuantificable. Es un ejemplo de la lucha y perseverancia plasmadas, de forma indeleble, en la eternidad, como parte intrínseca del ser panameño. La historia del Canal es la historia del propio país. Hay que valorarlo, cuidarlo y hacer que tanto esfuerzo, sangre, lágrimas y sacrificios valga la pena.

En memoria de Tito Chevalier.

https://impresa.prensa.com/opinion/hipocritas-mediocres-Juliette-Chevalier_0_4462053789.html

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